sábado, 27 de agosto de 2011

Pauta... Separaciòn... Suspirar

Pauta,  Separación, Suspirar….

En mis líneas y en mi vida te encuentras, en el tiempo y en el compas de espera, en las melodías perfectas, en las composiciones que conforman las famosas orquestas…

Sos figura, tono, melodía y decoro, disfrutar tu presencia en madurez, en contemplación, en entrega…

Mi signo, mi pausa debo descifrar tu hablar, dame tu pauta para poderte esperar
Duración temporal????

Vienes y te presentas con cuatro pulsos de negra y al intentar tocarte te cuelgas horizontal, en la cuarta línea de mi pentagrama musical.

Tu cuerpo blanco, tu luz divina, en dos tiempos procuro alcanzarte, y te transformas en guión grueso, adherido por encima de la tercera línea que posee mi geografía.

Vestida de noche con plica erguida, decidí leerte en mi tercera línea y optaste por convertirte en la zeta que mi ilusión hería.

Sin más que crear, idiomas modernos fui a estudiar. En Italia te llamaban croma, Quaver en Reino Unido y Canada.  “Eighth note” en inglès y crochet en Francès, altiva con plica y hermosamente adornada con rabillo a  tu derecha dejando caer tu belleza o alzando tu hermosura a la punta de tu cabeza. Cuando fuì a despojarte de tu ritmo enseguida te volviste figura de ganchillo parecido al número siete, dejando mi compas en una pausa ardiente.

Al salir de mi letargo pude comprobar tu habilidad de volverte eco, te pintaste tan cerca una con otra dentro de la misma unidad de pulso que tus plicas se unieron creando una línea de maravilloso cielo. Deseaba conquistarte, con mi instrumento crearte y nuevamente te ausentaste en tu propio tiempo perfecto

Mis ojos no podían verte, no pude ubicarte entre tanta gente y en un suspiro alcancé a susurrarte “Biscroma” y acompañada de varias amigas, tan cerca las unas de la otras en el mismo compas; sonreíste y desapareciste dejando a un lado mi andar. Entre cuatro paredes me encuentro escribiendo música barroca, demente entre garrapateas y cuartifusas, mi alma no entiende tu lenguaje insistente.
Cayó la noche, me  senté a la orilla de mi banquillo, y entonces comprendí tu constante desvanecimiento es tiempo de descanso, es tiempo de silencio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario