martes, 5 de julio de 2011

SOLO CIELO

Amanece y nuestros cuerpos como el sol naciente, Iluminan el nuevo día
Luego del verdor y el azul de una noche vivida brindando a la luz de la luna
Sintiendo nuestros rostros reposar sobre almohadas de nubes
El roció de nuestro aliento empañó las ventanas del templo
Y como guinda  una corona de estrellas en tu majestuosa cresta



No existe el pasado, no existen recuerdos, solo nuestros cuerpos bebiendo
Gota a gota, la sublime prosa, el sutil verso de la red entretejida
Con tus hilos de terciopelo y los míos de oro y deseo
Nació la poesía, el arte, la vida y el encuentro



Nuestras pieles como cromos ceñidas al álbum de  la carne estremecida
Fuimos mar, olas de sangre, lava de volcán, rosas de invierno, verano y vendaval
Frió intenso en otoño, cristales de piedras preciosas, instante y eternidad
Replegamos nuestras alas, acortamos el vuelo
Y regamos la siembra del campesino con el sudor de nuestros cuerpos
Fuimos pasión, fuego, olvido, encuentro y licor de nuestro momento



Circunscritos a los límites de nuestro propio dibujo
Entraron explosiones, salieron suspiros, estrenamos ansias
Convertimos caricias en pistas blindadas para resguardar miradas
 Cómplices de nuestras sumas en juego, guardianes de lo que dijimos en silencio
Nos dimos todo y con todo, fuimos uno solo. Logramos la unidad perfecta
La estampa sagrada sobre sábanas inquietas, fuimos mágico desierto
Cántaro y canto, sequía y tormenta, Edén e infierno, gemidos en silencio, huracán y sosiego



Cabalgamos sobre caballos desbocados, sobre el vértigo del tiempo
Sobre la sed loca que abrigaban nuestros cuerpos
Olvidamos costumbres, educación y principios
Trajimos a nuestro oasis prohibido, a nuestro suelo impreciso
Los elementos del firmamento haciendo de nuestros cuerpos
Armonía de colores, sabores, olores y el cielo de complemento




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